El mundo en que vivimos es tan acelerado y estresante, que se torna seco y desértico. La gente necesita, casi siempre con urgencia, encontrar refrigerio y reposo, pero estos no son bienes muy fáciles de conseguir, por lo que es común notar el caminar envejecido y cansado de los que corren con el sistema.
Renovarse es una demanda constante. Y muchos pagan grandes sumas de dinero, sólo para recibir modificaciones externas, que les hagan parecer nuevos. Pero por dentro, el espíritu avejentado y el alma cansada, les hace sentir que la renovación es un espejismo.
Pero en medio del desierto del mundo, Cristo es la garantía de nuestro reposo, refrigerio y renovación. Estas son virtudes que se nos conceden gratuitamente, cuando recibimos a Cristo, y ponemos nuestra fe en Él.
La Biblia recomienda: “No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.” Proverbios 3:7-8 (RV60). El refrescar espiritual viene, cuando renunciamos a los métodos artificiales de nuestras propias opiniones, y abrazamos las maneras únicas y suficientes de Dios.
La virtud del Reposo
La Biblia dice: "Por tanto, queda un reposo, para el pueblo de Dios, porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas". Hebreos 4:9-10 (RV60).
El más virtuoso descanso es el espiritual; el cual Jesús ganó para nosotros en la cruz. La carta a los Hebreos dice que el que ha entrado en el reposo de Cristo, ha reposado de sus obras, porque ha entrado en el reposo presente y eterno de Dios en Cristo.
El sábado es para nosotros un símbolo de Cristo; quien es nuestro pacto de eterno reposo. Por eso nuestro reposo es Cristo; por quién vivimos, y nos movemos, y somos (Hech.17:28).
La virtud del refrigerio
Pedro dijo: "Arrepentíos y convertíos, para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio" Hechos 3:19 (RV60). En esta expresión el apóstol afirma que el verdadero refrigerio espiritual viene de la misma presencia de Dios, cuando la persona se arrepiente de sus pecados y se vuelve a la voluntad de Dios.
La palabra griega usada por Pedro, significa: revivir, refrescar, aliviar, confortar y recuperar el aliento. El refrigerio es la asistencia de Dios cuando estamos en apuro, persecución, temor, cansancio o enfermedad. El reposo viene para confortarnos y sanarnos en la enfermedad (Prov.3:8); darnos descanso y sosiego (Is. 28:12); comida y bebida espiritual en el momento oportuno (Jn. 6:35) y satisfacción permanente (Jn.7:38-39).
Esta virtud la experimentamos cuando estamos en la Presencia de Dios y bajo Su pastoreo. El Salmo 23 es un ejemplo claro de estar en el refrigerio de Dios, porque allí nos habla de la provisión de alimento, agua, medicina, consejo, protección y satisfacción, que cada día Dios nos proporciona.
La virtud de la renovación
Pablo exhortó a los efesios retándolos con este ejercicio diario: "Renovaos en el espíritu de vuestra mente" Efesios 4:23 (RV60).
Renovación, en este texto, denota: transformación, restauración y cambio de corazón y vida. La renovación en el espíritu implica un cambio mental, moral y espiritual que conduce a la persona a un cambio completo.
Pablo viene hablando del nuevo estilo de vida de santidad y obediencia a Dios que tienen los creyentes, por el poder del Espíritu Santo que ahora opera en el hombre nuevo. El cristiano ha sido transformado por el poder de Dios (Tit.3:5), pero debe seguir renovándose cada día en su espíritu (2 Cor.4:16).
Y esa renovación se evidenciará en su manera de pensar (Rom.12:2) y su manera de actuar (Col.3:10). La renovación en una persona que recibe a Cristo, puede significar un despertar de los dones del Espíritu o de los dones ministeriales. Pablo recomendó a Timoteo que avivara (o renovara) el fuego del don que estaba en él (2 Tim.1:16).
El mandamiento de Dios, que expresa Su deseo para nuestras vidas, es a renovarnos cada día, haciéndonos libres del afán y la ansiedad del mundo en que vivimos, y manteniéndonos reposados y refrigerados en la esperanza de nuestra salvación en Cristo.
Pr. Manuel Domínguez
Departamento de Redacción NotiCristo
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